La
educación es uno de los derechos fundamentales de los seres humanos siendo el
aprendizaje una de las dimensiones fundamentales de su ejercicio pleno. En este
sentido, el papel de los docentes tiene una especial relevancia para contribuir
a que las escuelas y aulas se conviertan en espacios dinámicos, creativos,
facilitadores de los aprendizajes, promotores de valores de convivencia y
ciudadanía. Deben ser espacios que innoven y ofrezcan respuestas pertinentes a
las necesidades educativas de estudiantes, familias y comunidades. Por esta
razón, la calidad y el compromiso de los
docentes es una condición fundamental de la calidad y la equidad de los
sistemas educativos. La preparación de los docentes implica, por lo tanto, el
desarrollo de capacidades para promover el cambio y la innovación en las escuelas,
alineando las políticas educativas nacionales con las necesidades y
particularidades de los contextos escolares. Según la UNESCO (2014) “la
innovación educativa es un acto deliberado y planificado de solución de
problemas, que apunta a lograr mayor calidad en los aprendizajes de los
estudiantes, superando el paradigma tradicional. Implica trascender el
conocimiento academicista y pasar del aprendizaje pasivo del estudiante a una
concepción donde el aprendizaje es interacción y se construye entre todos”
Se
busca que esta experiencia sea significativa para el estudiante ya que busca
fomentar la cultura del reciclaje como una herramienta para el desarrollo de la
creatividad, el cuidado del entorno, construcción de redes sociales pacíficas y altruistas como estrategias pedagógicas que
potencialicen aprendizajes por proyecto en el área de las ciencias
naturales. Esta propuesta se enfoca en
una formación integral y la creación de ambientes de aprendizaje donde la interacción,
la construcción de significados y la investigación se convierten en los pilares
de la dinámica con los estudiantes.
Somos
parte de una sociedad que consume y produce, por ello la generación de residuos
sólidos es parte de nuestra manera de vivir. Por tanto tenemos la
responsabilidad de promover un cambio de actitud en los alumnos que permitan
minimizar impactos ambientales asimismo lograr una adecuada separación de
residuos en la fuente y posterior reutilización.
Es
notorio en la institución Educativa Helión Pinedo Ríos la falta de cultura
ambiental reflejada en la mala disposición de los residuos sólidos y la
necesidad de implementar estrategias lúdico pedagógicas que evidencien una
acción formativa dirigida al cambio actitudinal y la modificación de
comportamientos colectivos (Caduto, 1992; Puig Rovira, 1992) para propiciar la
reflexión y la práctica en aras de construir conocimientos significativos.
Según
Vahos, Pedraza & Campuzano (2012), existe un vínculo entre la escuela y la
comunidad el cual es de suma importancia, debido que a través de esta relación
se pueden generar procesos de transformación que incidan en el desarrollo
individual y comunitario de los estudiantes y padres de familia. Este
desarrollo debe partir del conocimiento de su entorno y su manejo, dentro de
unos criterios que permitan una interacción dinámica acorde con las necesidades
actuales como medio para construir proyectos de vida orientados al mejoramiento
de su calidad.
Las
estrategias lúdicas fortalecerán nuestra gestión del conocimiento y permitirán
impulsar las destrezas y estructuras cognitivas de los estudiantes a través de
estímulos sensoriales para convertir el conocimiento en información
significativa, así como en valores, costumbres, que determinan nuevos
comportamientos o formas de actuar (Álvarez, 2003).
La
articulación del componente ambiental en el plan curricular cobra vida y se
convierte en eje transversal inmerso en el contexto social, económico y
cultural del estudiante generando cambios significativos en su entorno y
dinamizando los procesos de aprendizaje a través de estrategias de recuperación
para el desarrollo del arte ò la reutilización en técnicas como el reciclaje y
la lombricultura.
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